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21 de setiembre de 2014 (III Enc. Ret. Mil., Rivera)
Reuniones mensuales de la Solano Infantería
Año 2014
21 de setiembre
III Enc.Ret.Mil.
Rivera
Palabras del Sr. Cnel. Luis Maciel
Rivera, 21 de setiembre de 2014
"III Encuentro de Retirados Militares de las FF.AA."
Una vez más, viejos servidores de aire, tierra y mar de las FF.AA. nos volvemos a encontrar. Esta vez acá en el norte, por lo que en nombre del Círculo de Oficiales, del Centro de Sub Oficiales y del Centro de Retirados y Pensionistas Militares, nos complace decirles: ¡Bienvenidos a Rivera!
En un par de días más, se cumplirán 164 años de la partida del prócer. Por ello, hoy la Reserva Activa de las FF.AA. se reúne al pie de su efigie para rendirle honores al General.
General al que el juicio concreto de un imaginario Informe Anual de Calificaciones describiría como hombre recio, aunque de una grandeza de espíritu sin igual. Concienzudo y sereno en la toma de decisiones, así como poseedor de una destacada capacidad para el mando. Virtudes que lo convirtieran en la figura carismática que supo convocar, organizar y conducir a sus hombres en la gesta libertadora. Hombres que a la postre, vendrían a ser los precursores de nuestras FF.AA.
El Ejército Artiguista de 1811, constituye la génesis del de hoy.
La expedición de la primer "Patente de Presa", firmada el 15 de Noviembre de 1817 en Purificación, simboliza la creación de nuestra Armada Nacional.
Y con la inauguración de la Escuela de Aviación Militar, en el año 1913, nace nuestra aeronáutica militar. Su emancipación del Ejército en 1953, la institucionalizará como "Fuerza Aérea Uruguaya".
En el transcurso de estos dos siglos de rica historia de las FF.AA., sus integrantes han perpetuado su esencia. Hoy se encuentran prestas a brindar la seguridad exterior o interior a la nación, lo que constituye su misión fundamental. Entretanto, se abocan al cumplimiento de diversas tareas subsidiarias.
La Armada Nacional, en tanto garantiza el ejercicio de la ley en nuestro espacio marítimo, está pronta para realizar una tarea de búsqueda y rescate en alta mar, bajo las peores condiciones meteorológicas.
La Fuerza Aérea, amén de vigilar los cielos de la patria, hoy está lista para transportar el órgano vital que, quien sabe desde cuándo, alguien espera para serle trasplantado.
El Ejército siempre está. Está cuando hay que dar una mano porque llueve demás, o porque no llueve. Se lo ve reparando una escuela rural en Paso Centurión, o instalando un puente, para restablecer una vía de comunicación en cualquier punto de nuestro territorio.
Y las tres Fuerzas, sea operando en forma independiente o conjunta, están desplegadas preservando la paz en pueblos que habitan alejadas regiones del mundo, así como comandando y brindando el soporte logístico a nuestra base científica nacional, en la inhóspita Antártida.
Sí, es que la aptitud y permanente disposición de nuestras Fuerzas las hacen confiables, al punto de que habitualmente se las ve colaborando con otros ministerios, con los gobiernos departamentales o con otras entidades estatales, en tareas que no siéndoles propias, las realizan con suma eficacia.
Brindar la seguridad exterior a las cárceles, construir viviendas en apoyo a planes sociales del gobierno, realizar un censo de población rural y hasta recolectar residuos domiciliarios en la ciudad de Montevideo, son o han sido algunas de ellas.
En fin, cuando la patria llama las FF.AA. siempre están. Y cada vez que actúan, sea en operaciones militares, sea en tareas de protección civil o de apoyo a la comunidad, además de su armamento (cuando necesario) el soldado llena su mochila de abnegación y desinterés y parte a cumplir la misión, renunciando a sus bienes más preciados: su vida y su familia.
Y por ello no se le liquidan horas extras, no se le planilla nocturnidad, trabajo insalubre o peligrosidad.
Tampoco él exige más paga, ni demanda mejores condiciones laborales. No está en su esencia hacerlo.
El soldado no anhela más galardón que el oportuno reconocimiento de sus mandos y "el respeto y la justa consideración" de sus conciudadanos. Pues su vocación es servir.
Las FF.AA. son una organización humana por naturaleza y protectora por excelencia, en la que históricamente su mando superior, así como sus mandos naturales… han hecho gala de gestos magnánimos.
Artigas en Las Piedras, cuando derrotado el invasor sentenciara: "clemencia para los vencidos". Y tratando de salvaguardar la dignidad del comandante vencido, comisiona al capellán Valentín Gómez para que reciba su espada en señal de rendición. Los mensajes fueron claros: "ni venganza, ni rencor".
A lo largo de estos dos siglos sobrevinieron otras guerras, y al igual que en Las Piedras, los gestos generosos han estado siempre presentes.
La Guerra Grande, que por años enfrentara a las divisas blanca y colorada, causó gran tristeza al General en sus últimos días. Al respecto le preguntaría a su hijo, el Tte. Cnel. José Mª Artigas, en ocasión de una visita que éste le realizara antes de morir: ¿Será posible que no puedan entenderse unos con otros…. los orientales?. ¿Cómo es que se entienden con extranjeros, cada uno de ellos, y no entre hermanos? Felizmente, los orientales reaccionaron y primando el sentimiento de nación sobre el de los partidos políticos, se firmó la "Paz de Octubre" con el célebre pronunciamiento: "Ni vencidos ni vencedores".
El Pacto de Abril y la Paz de Aceguá, pusieron fin a las revoluciones Saravistas, en las que nuevamente se enfrentaran los hermanos. En ambas, los Presidentes Tomás Gomensoro y José Batlle y Ordoñez respectivamente, decretaron una amnistía general para los sublevados. Recogieron sus armas y hasta hubo una retribución pecuniaria a cambio de ellas.
El último y más reciente conflicto armado que enfrentara a los orientales, se desarrolló entre fines de la década del 60 y mediados de la del 70, cuando en un Uruguay políticamente radicalizado y socialmente convulso, irrumpe el Movimiento de Liberación Nacional "Tupamaros" y otros grupos de menor porte, que tratando cambiar el "sistema", pretendieron hacerse del poder por la vía armada.
Dichos movimientos fueron enfrentados, inicialmente por la policía, hasta que el 9 de Setiembre de 1971 el mando superior de las FF.AA. (entiéndase por tal al Sr. Presidente de la República, actuando con los ministros de Defensa e Interior) dicta el decreto 566/71 por el que encomienda a dichas Fuerzas, tomar a su cargo la lucha antisubversiva. Misión que vendrán a cumplir exitosamente, desarticulando por completo a dichos movimientos.
Pasados los años, la ley nº 15.737 del 8 de Marzo de 1985, decretó la amnistía general para los delitos cometidos por los sublevados, mientras que otra ley disponía una Pensión Reparatoria para quienes habían estado detenidos, exiliados o vivieron en la clandestinidad.
Un año después se vota la ley nº 15.848 por la cual Caducaba la Pretensión Punitiva del Estado, a militares y policías que actuando en cumplimiento del deber o en ocasión de acciones ordenadas por los mandos, hubieran cometido algún delito. El espíritu de ambas leyes, apuntaba a la pacificación nacional.
En los años 1989 y 2009, a instancias de movimientos sociales y sectores políticos radicales, se pretendió derogar esta ley. Y en las dos oportunidades, la ciudadanía optó por mantenerla vigente. No quedaban dudas, los orientales deseaban la concordia.
En los hechos, la ley fue anulada. Y desde el año 2005 a la fecha, 21 militares, 5 policías y 3 civiles han sido privados de libertad.
¿El motivo?, los policías y militares haber dado cumplimiento a una orden del P.E., que los llevó a empeñarse decisivamente en una guerra intestina que no buscaron.
Y los civiles, haber ocupado cargos de gobierno y tomado decisiones que las situaciones de crisis, inexcusablemente imponen.
Cinco de ellos (promediando los 80 años) han fallecido en prisión. Uno, se encuentra extraditado en Argentina. Y tres han sido liberados, tras habérselos declarado inocentes, no sin antes haber estado un promedio de 3 años cada uno, privados de su libertad.
Por otra parte, si bien no están vinculados los hechos no debemos olvidar que otros tres camaradas se encuentran extraditados en la República de Chile desde el año 2006, quienes a pesar de encontrase en libertad, aún no se les permite salir de aquel país.
En síntesis, vemos que paradójica e inexplicablemente, el rencor y el espíritu de venganza de unos pocos, han predominado sobre el sentir de las mayorías.
Nuestra formación humanista y espíritu altruista nos hace cultores de símbolos y diestros en el manejo de las señas. La mirada adelante, la mano estirada y el diálogo franco, han pautado nuestra predisposición a acordar los ánimos desunidos y lograr, de una vez por todas, la reconciliación de los orientales.
Hoy percibimos señales de que el paso del tiempo va poniendo las cosas en su lugar.
Allá atrás, Santa Bernardina.
En el trascurso de estos años, unos cuantos gestos positivos.
Últimamente, las sentencias judiciales liberando a camaradas que cumplían injusta prisión.
Y recientemente el inocultable sentido humanitario del Sr. Presidente de la República, tomando iniciativas de naturaleza benefactora, que intentan mitigar el sufrimiento de prójimos lejanos, brindando refugio en nuestro país a adultos que padecen cautiverio en cárceles extranjeras, y cobijando a niños que sufren las consecuencias de malditas guerras.
Este panorama nos permite ser optimistas, respecto a la posibilidad de que muy pronto podamos alcanzar la impostergable y anhelada unión nacional.
Camaradas: como buenos soldados que se juntan, rememoraremos viejos tiempos, reiremos recordando anécdotas, o quizás asome alguna lágrima evocando a un camarada o amigo que por algún motivo no está entre nosotros.
Y como buenos criollos que somos, hablaremos de nuestras vidas, de nuestros hijos y nietos, de nuestras ocupaciones y de algún otro tema de actualidad.
En fin, estaremos juntos y brindaremos por un futuro muy próximo que sin dudas traerá paz de espíritu a los orientales. Esa paz que necesitamos ya y nos la merecemos todos. Todos, sin distinción.
¡Gloria a nuestro Gral. Artigas y a los soldados de todos los tiempos, que ofrendaron sus vidas a la Patria!
¡Salud a los camaradas que en Domingo Arena, Coraceros, Hospital Militar, Santiago de Chile y Buenos Aires esperan su libertad !
¡Salud a las FF.AA.!
Cnel. (R) Luis Eduardo Maciel Baraibar